Las aventuras y desventuras de un “novato” en su primer Dakar (V)
Cada día en el Dakar es una lección, especialmente para Sergio Vallejo, nuestro “novato, un debutante en lo que hasta ahora se denominaba “el rallye más duro del mundo”.
Visto lo que ha ido acaeciendo en las cinco etapas transcurridas, creo que vamos a necesitar un calificativo más ajustado para el raid, ya que lo de “duro” se está quedando corto en esta edición 2023.
La tranquilidad, en la quinta etapa, se acabó pronto para Vallejo y Tomé, los componentes del equipo Vallejo Racing, estaban a punto de salir, con el coche a punto tras el arduo trabajo de David Tomico y los mecánicos del Astara Team, cuando les informaron del accidente de Laia Sanz. Y allí se fueron para ayudar en lo que hiciese falta.
Así lo narraba Sergio esta mañana, antes de ponerse a los mandos de su Century CR6 para afrontar la jornada.
UNA NUEVA LECCIÓN
“Salimos de la asistencia con una sonrisa, porque el coche iba perfecto. David & Cia lo habían recompuesto del desastre del día anterior. Pero las alegrías, como en la vida misma, normalmente no duran mucho.
Y así fue, en el enlace antes de salir, nos comunicaron que Laia había tenido un accidente fuerte a poco de empezar. Ellos estaban bien, pero el coche muy dañado.
Antes de nada, voy a aclarar voy algo que ayer me preguntaban varios medios. Yo salí al rally Dakar, por encima de todo, gracias a mis sponsor, a quienes me debo al cien por cien. Y también a Óscar Fuertes, que apostó por mí y me hizo un hueco en el Astara Team. Pero necesitaba la superficie de la carrocería completa para mis sponsor. Mi objetivo era y es aprender, como novato y sin grandes pretensiones a nivel prestacional.
La verdad es que el coche no me lo puso fácil, con varios problemas que nos hicieron ir reenganchándonos. A partir de ahí, nos pusimos al servicio del equipo, aunque la expresión de “mochilero” no me gusta, porque eso entiendo que es “otra cosa”. En definitiva, soy un miembro más del equipo, y si Óscar, Laia o Checa tuviesen problemas, actuaré siempre como me gustaría que ellos lo hiciesen conmigo, ni más ni menos. Mucho más en mi caso, en el que la clasificación para mí es secundaria, y la prioridad es aprender. Y si lo puedes aprender de los mejores, encantado.
Así que llegamos a Laia y Gerry y nos paramos. Más tarde llegó el camión con Jacoste, Fontdevila y Xoan (galego de Rianxo e mecánico de EVR). Ellos, Mario, Laia, Maurizio, todos nosotros hicimos labor de equipo. Parecía imposible conseguir reparar todo, pero poco a poco, se consiguió.
Como la reparación fue improvisada, decidimos rodar junto a Laia y Maurizio hasta meta. Porque cualquier cosa podría fallar e iban justos de tiempo para no quedarse fuera de control. Para ayudarles a poner planchas, si se enganchaban, y eso de noche entre dunas y casi sin luces, es fácil que pase.
Lo tengo que decir: esta mujer es muy crack. Mientras era de día y no molestaba el sol, aún sin casi frenos y el coche medio torcido, el parabrisas agrietado, etcétera, la tía iba a un ritmo perfecto, porque si apuro más, empiezo a llevarme múltiples sustos. Me falta experiencia, es así.
Detrás de Laia ibamos encantados. Aprendí bastante viendo cómo negocia las dunas, como las afronta, donde frena, dónde pone el gas y como, ya de noche, busca el paso fácil y recupera el rumbo incluso sin trazas…en fin, una profesional".
Mañana, más