La lluvia que amenazaba a los pilotos mientras los pilotos esperaban la señal del semáforo hizo su aparición inmediatamente después de la salida. Y al igual que las primeras gotas no quisieron esperar más allá de la primera vuelta, Fernando Alonso, que salía quinto, tampoco quiso aguarar y destapó el tarro de las esencias en el primer giro, ganándole la posición de una tacada a Lando Norris (McLaren) y a George Russel (Mercedes). Dos adelantamientos de maestro que espabilaron la sobremesa de los aficionados españoles.

 A partir de ahí comenzó el baile en boxes para  colocar neumáticos de agua. Cinco pilotos lo hicieron tras el primer giro, los demás no tuvieron más remedio que hacerlo una vuelta más tarde ante las condiciones de lluvia persistente.

Fue en la vuelta 16 cuando la salida de pista, una más, de Logan Sargeant (Williams) obligó a la intervención del Safety Car, que retuvo la carrera durante seis giros. En la reanudación, Checo Pérez (Red Bull) pareció intentar inquietar a su compañero Verstappen, pero solo fue un espejismo. 

Lo que sí fue real fue la nueva descarga de agua desde los cielos a falta de poco más de 10 vueltas, con Fernando marcando la vuelta rápida de carrera y ganándole la segunda posición a Checo, tras una salida de pista del mexicano.

Faltaban siete vueltas y, de nuevo, se produjo un giro del guión tras el impacto de Zhou contra las protecciones, que provocó una bandera roja. Tras la media hora de parón en boxes asistimos a la presión de Alonso sobre el lider Verstappen, esperando un error del neerlandés que como era de esperar no se produjo, provocando el delirio entre la marea naranja que celebró con entusiasmo la décimo primera victoria de la temprada de su ídolo, la novena consecutiva.

Por detrás, Pierre Gasly se coló en el tercer cajón del podio, por delante de Checo Pérez, y Carlos Sainz entro en quinta posición, consiguiendo mantener a raya al británico Lewis Hamilton (Mercedes), sexto.