Sabido es que la sesión de calificación del sábado es más importante que la carrera del domingo en el Gran Premio de Mónaco, en cuyo trazado urbano resulta prácticamente imposible adelantar. De ahí que Charles Leclerc puso los cimientos de su victoria en el GP de su casa al lograr la pole en la sesión de calificación. En la salida, el fuerte accidente de Sergio Pérez (Red Bull) con los Haas provocó una bandera roja y dejó fuera de carrera a los tres pilotos. Más suerte tuvo Carlos Sainz que gracias al parón pudo solucionar el pinchazo sufrido en su intento de adelantamiento a Piastri. También, el resto de pilotos que aprovecharon para cambiar ruedas e intentar llegar con ellas hasta el final de la carrera.

Una hora de espera

Así las cosas,  tras el relanzamiento casi una hora después y con todos los pilotos aprovechando el parón para cambiar ruedas, la prueba se convirtió en la típica carrera de Mónaco, con una caravana rodando la mayor parte del tiempo muy lenta para intentar llegar hasta el final sin tener que volver a pasar por boxes. 

Lo poco emocionante que resultó el GP  lo demuestra el top 10 final, que coincidió exactamente con las posiciones de salida en parrilla. Ni siquiera el intento fallido de undercut de Max Verstappen (Red Bull) sobre George Russell (Mercedes), consiguió animar más allá de un par de vueltas una prueba en la que Fernando Alonso (Aston Martin), que salía muy retrasado,  concluyó en 11ª posición.

Y de este modo, colorín colorado, Charles Leclerc logró ser profeta en su tierra por primera vez consiguiendo una ansiada victoria que celebró muy efusivamente en lo más alto del podio con máximo mandatario del Principado, Alberto de Mónaco.

Próxima cita, GP de Canadá

El Mundial cruzará de nuevo el charco para su novena cita de la temporada, el GP de Canadá, que se celebrará dentro de dos semanas en el circuito Gilles Villeneuve de Montreal (7 al 9 de junio)