Tres compañías automovilísticas financiarán la investidura de Trump con un millón de dólares cada una
Además, los tres fabricantes de vehículos pondrán a disposición de la administración Trump flotas de vehículos para su utilización como automóviles de servicio durante los fastos del 20 de enero.
Ford, General Motors y Toyota vienen de anunciar su intención de donar un millón de dólares cada una para financiar la toma de posesión como presidente de Estados Unidos del republicano Donald Trump que tendrá lugar el próximo 20 de enero. Además, las tres compañías anunciaron la puesta a disposición de la nueva administración flotas de vehículos para facilitar la movilidad durante los fastos.
En un contexto de calma tensa ante el desembarco del magnate en la Casa Blanca y la previsible escalada de tensiones comerciales con socios como China o la Unión Europea por la aplicación de nuevos aranceles, los fabricantes de vehículos se apresuran a conseguir el favor del nuevo Gobierno norteamericano.
Optimismo ante la nueva era Trump
Hace unas semanas, el director ejecutivo de Ford, Jim Farley, dijo ser optimista ante el futuro político del país ya que aseguró que Trump estaba dispuesto a escuchar las perspectivas de la compañía sobre el futuro del sector automovilístico. "Teniendo en cuenta el perfil de empleo de Ford y su importancia en la economía y la industria manufacturera de Estados Unidos, se puede imaginar que la administración estará muy interesada en nuestro punto de vista", advirtió Farley.
Por su parte, la directora ejecutiva de General Motors, Mary Barra, también expresó un optimismo cauteloso y dijo que creía que la compañía y Trump estaban "alineados en cuanto a objetivos".
La conducción autónoma, una prioridad
Mientras tanto, los miembros del equipo de transición del presidente electo, bajo los auspicios de Elon Musk, trabajan en la flexibilización de la normativa federal sobre los vehículos autónomos y consideran hacer de esta nueva ley una de las prioridades del próximo Departamento de Transportes. A día de hoy, las normas federales estadounidenses plantean obstáculos para el desarrollo de la tecnología de conducción sin volante ni pedales a gran escala por las reticencias existentes en todo lo que tiene que ver con la seguridad.