La emoción fue la tónica dominante en el GP de Australia en las 58 vueltas al circuito de Albert Park. En una apretada salida,  los dos Mercedes consiguieron superar a Verstappen que salía en primera posición; Carlos Sainz ganó la posición a Fernando Alonso, y un toque entre Stroll y Leclerc dejó al piloto monegasco fuera de carrera.

Fue en la vuelta 7 cuando Albon protagonizó una violenta salida de pista que le dejó fuera de carrera y provocando la salida del coche de seguridad. La circunstancia fue aprovechada rápidamente por Rusell y Sainz para entrar en boxes para poner neumáticos duros. Pero esa rapidez de reacción se le volvió en contra cuando poco después y como consecuencia de la cantidad de grava que había en pista, la dirección de carrera sacó la bandera roja. La parada dejó permitió al resto de participantes hacer el cambio de neumáticos “gratis” y en posiciones muy retrasadas a Russel y Sainz que a partir de entonces llevaron a cabo una carrera de adelantamientos para volver a posiciones de cabeza. Posiblemente, como consecuencia de esa conducción agresiva, en la vuelta 18, Rusell quemaba literalmente el motor de su Mercedes y dejaba la carrera. Sainz por su parte seguía apretando hasta colocar a su Ferrari en cuarta posición, a la estela del Aston Martin de Fernando Alonso.

A falta de 20 vueltas, Verstappen lideraba con comodidad la prueba y todos los españoles soñábamos con un doble podio español, con Alonso (3º) y Sainz (4º) a la estela de Hamilton (2º) con sucesivos cambios de ritmo y los tres pilotos controlando las diferencias entre sí.

Traca final

Faltaba el penúltimo golpe de efecto, que llegó restando tres vueltas, con el reventón de una rueda trasera del coche de Magnusen tras golpear el muro y dejar la pista regada de restos de neumático y llanta, lo que provocó una nueva bandera roja.  La nueva salida en parado, con todos los pilotos con neumáticos blandos, era una oportunidad para arriesgar y mejorar posición. Y el resultado fue una partida de bolos, con el Ferrari de Sainz golpeando la trasera del Aston Martin de Alonso, los dos Alpine colisionando entre sí, y diversas y variadas salidas de pista. La tercera bandera roja estaba servida.

Hubo un nuevo relanzamiento de carrera, con todos los monoplazas situados en las posiciones previas rodando tras el safety car hasta completar la vuelta pendiente y dar por finalizada la carrera. Pero aún estaba pendiente una sorpresa más en forma de durísima penalización de 5 segundos a Carlos Sainz por el toque con Alonso, que envió al madrileño hasta el décimosegundo puesto en la clasificación final.

El resumen de una carrera caótica fue la victoria final conseguida por un incontestable Verstappen, el primer podio de Hamilton y Mercedes, y tercero consecutivo de Fernando Alonso. 

Las dudas seguían después de la entrega de trofeos en el podio, por una colocación muy adelantada del Red Bull de Verstappen sobre las marcas de parrilla en una de las resalidas, y ver si la Formula 1 aplicaba una penalización al piloto holandés, similar motivo por el que sancionaron a Fernando Alonso el anterior Gran Premio, aunque parece descartarse.